martes, 5 de junio de 2007

ETA amenaza de nuevo (I)

Hoy una noticia me amargó el desayuno. ETA había anunciado, en un comunicado, que rompía la tregua. Me pareció algo tan gracioso como repugnante. ¿Tregua? Oiga usted, ¿qué tregua? Ah, esa que anunciaron en el mes de marzo del año pasado, pero que voló por los aires cuando estalló la bomba en la T4. Ah, vale, ¿pero es que seguía en vigor? Títeres, eso es lo que somos en manos de estos asesinos, que no contentos con su dictadura del terror, nos utilizan a su antojo (y al Gobierno en particular), para rearmarse, para crear falsas esperanzas entre la población, o para tomarse un año sabático; ¡vaya usted a saber! Ahora dan por concluida, oficialmente, una tregua que se quedó con las uvas en la boca, porque una campanada mortal le quitó la vida a dos personas. ¿O es que dos muertos no cuentan para que se rompa un “alto el fuego”? Claro, son ya tantos los que llevan a sus espaldas, que dos más apenas pesan. Lo siento por la chabacanería de la expresión, pero hay que ser muy HIJOS DE PUTA. Sí, así, en mayúsculas, en negrita, y en cursiva si hace falta. Podría utilizar miles de calificativos políticamente correctos, pero no se los merecen estos individuos.

Con motivo de esta noticia, voy a poner aquí dos artículos de opinión (por orden cronológico) publicados en su momento en el Qdat en Madrid. El primero es un romancero escrito al poco tiempo de producirse la tregua. En él reflejaba un estado de esperanza y cautela, extrapolable quizás a muchos sectores de la sociedad, vasca y española. Me mostraba favorable al diálogo, pero con la necesidad de andarse con pies de plomo, sobre todo porque quienes se sentaban ‘en la mesa de en frente’ no eran precisamente hermanitas de la caridad. A pesar de los pesares, sigo siendo partidario de la negociación, siempre y cuando ellos muestren predisposición, algo que de momento parece que no ocurre, y se me antoja bastante lejano. Dicho lo cual, aquí tienen el susodicho romancero, que data de marzo de 2006 (recuerden el contexto y el clima político y social de entonces).


Hay noticias impactantes,
Hay noticias que emocionan,
Hay noticias que entristecen,
Y noticias que ilusionan.

Hay momentos de alegría,
De cautela y de esperanza,
De pensar que ya esté cerca
El final de esta matanza.

Hay palabras que se esperan
Desde tiempos ancestrales,
Aunque puede que en sus letras
Encierren trampas mortales;

Que hay personas que lloraban
La muerte de un ser querido,
Mientras estaban brindando
Con champán sus asesinos.

Por eso pido prudencia;
No mordamos el anzuelo
Porque ahora venga el verdugo
Declarando un “alto el fuego”.

¿Dialogar? Sí, por supuesto,
Toda charla es bienvenida,
Pero ¡ojo!, que ellos pactan
Negociando con la vida.

No quiero ser pesimista,
Pero es que estos miserables
Tienen detrás una historia
Escrita con nuestra sangre.

Que no enarbolen banderas
De la paz esa gentuza,
Si en cuanto vuelves la espalda
Te disparan por la nuca.

Ahora reclaman justicia,
“Que decida el pueblo vasco”.
¿Vosotros pedís justicia?
Sólo oírlo me da asco.

¡Ojalá que esto termine!,
Que se acabe esta tortura,
Y que no vuelva el fantasma
De su vieja dictadura.


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