Querido Ryszard Kapuściński, ¿te acuerdas cuando se hacía buen periodismo? Allí donde te encuentres, y si es verdad que existe el más allá (cosa que dudo, pero que, de existir, seguro que tú estarías en el paraíso), de vez en cuando le habrás echado una mirada al mundo (de esas miradas profundas y pormenorizadas con las que tan bien trazabas la realidad). Y a lo mejor en una de esas miradas se te ha antojado poner tus ojos en España. ¿Cómo ves este país?... No, no hace falta que me respondas, ya se que no promete demasiado. ¿Te has fijado en como están los medios de comunicación? Sí, a mí también me da vergüenza el estado de la prensa española actual. “Es lo que hay”, dicen algunos, y tenemos que resignarnos ante esta situación. Yo sinceramente me niego a tener que bajar los brazos y tener que aguantar que los grandes medios estén al servicio de intereses partidistas, sometidos a los poderes económicos y políticos. Pero, ¿acaso la prensa no debía de servir al ciudadano? Sin embargo parece ser que ha dejado de ser un contrapoder para caminar de la mano del poder (cualesquiera que sea el tipo de poder al que están sometidos). Pero sin embargo, conseguir un puesto de trabajo está difícil, y hay que tragar con todo si no quieres estar viviendo debajo de un puente en el futuro.
Pero ya no sólo es la prensa de información general la que da pena ver como está, también los medios deportivos asustan (aunque sea más preocupante los otros casos). Parece que la imparcialidad no vende, y cada vez son más fanáticos este tipo de medios, publicando titulares que resultan insultantes para la razón y que incluso incitan a la violencia. Hace poco el periódico Marca (antaño un gran periódico deportivo. Parcial, pero con información más o menos de calidad) titulaba “Turienzo verdugo”, para referirse a la actuación de un árbitro en un partido del Madrid. Este podría ser perfectamente, el mensaje de una pancarta portada por uno de esos individuos de cabeza rapada, y cerebro también, que se aloja en las gradas de Ultra Sur. Y la prensa deportiva de Barcelona también es más de lo mismo. Realmente me asusta el punto al que estamos llegando, espero que se recapacite sobre esto, porque estamos tomando un rumbo totalmente equivocado.
Hoy te quiero regalar un romancero, mi querido Kapuściński. Lo escribí hace poco más de un año para la revista Qdat en Madrid (ya hablé de ella en la entrada anterior: “los cayos malayos”). Está algo desfasado en algunas cuestiones, pero la esencia se mantiene. Lo de la mochila que aparece en la primera estrofa, es por unos artículos poco periodísticos que aparecieron en el diario El Mundo por aquel entonces. Se trataba de alimentar una posible teoría de la conspiración, y después aparecieron otros artículos más que hablaban del ácido bórico, el titadine, y diarreas mentales de semejante estilo, que cada vez tienen menos razón de ser (y a los hechos del juicio del 11M me remito).
Ya no me extiendo más. Bueno, sólo decirte que la estrofa final de este romancero quizás no sea muy acertada, resulta algo propagandística y bastante simplona, y desde luego hoy la cambiaría por algo con más fuerza y rotundidad para concluir el artículo. Lo que pasa es que, en aquel entonces quise terminar así, y hoy no he querido variar ni un ápice aquélla composición. Lo siento por la extensión de mi carta, pero es que son tantas las cosas que te tenía decir, que no me quería dejar nada fuera. Bueno, un saludo, y aquí te dejo el romancero, dedicado especialmente para ti. ¡Que lo disfrutes Ryszard!
Una historia interminable,
Como un ‘Pocholo cualquiera’,
Pedro Jota el incansable.
Érase de una Razón,
Que el cien por cien de las veces
Las razones las perdía
Argumentando sandeces.
Érase un Abcdiario
Que a diario conservaba
La misma caligrafía,
A la derecha inclinada.
Érase un país de locos,
De quijotes contra el mundo,
Criticando a la gaviota
Y defendiendo al capullo.
Érase una sociedad
Crispada a más no poder,
Por las constantes disputas
Entre la cope y la ser.
Érase una profesión
Que perdía sus encantos
Cuando la prostituían
Periodistas con escaño.
Periodismo adulterado
Y realidad disfrazada.
La misma historia es distinta
Según por quién sea contada.
Y con este panorama
Que es el arte de mentir,
Para poderte informar
Lee QDATenmadrid.
2 comentarios:
Está pero que muy bien eso de que le dediques una carta acerca de las miserias del periodismo a aquel que con más inteligencia, tesón y honestidad hiciera por redimir al oficio de su sempiterna -y bien ganada- mala fama.
Pero quizá una de las pruebas más irrefutables del lamentable estado de los medios en nuestro país, es precisamente el escaso eco que la muerte del polaco tuvo entre aquellos que, en teoría, más empeño deberían poner en difundir su obra. Es descorazonador (al menos para mí) comprobar que El País -¡sí, el País!, del resto para qué hablar- perpetró seis páginas de muerte sobre Rocío Jurado y nada más que una siberiana necrológica a la vida y obra de uno de los más grandes periodistas que ha dado el siglo XX. Un hombre que supo tratar la injusticia y la desesperación sin caer en la magnanimidad, la prepotencia o la novela, y lo que es más importante, sin huir ni de sí mismo, ni de la verdad.
Aunque... aunque ahora que caigo, quizá precisamente por todo lo anterior interesa tanto que su memoria se enfríe.
¡Un saludo Alfon! Espero dejarme caer más por aquí... sin hacerme daño, y procurando no hacer mucho ruido :)
Nacho
tú siempre tan brillante Don Ignacio. te agradezco tu comentario, el cual corroboro, y espero que te pases por esta tu casa cuando tengas a bien.
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