En la película (que se la recomiendo encarecidamente a quien no la haya visto) se veía como los obreros entraban en avalancha, cual corderitos, a las fábricas, y esto me recordaba a esas escenas que se ven todas las mañanas en la madrileña estación de Atocha, cuando una marabunta humana intenta coger el tren para llegar a tiempo a su puesto de trabajo. Otra escena que aún hoy día resulta familiar es la de la búsqueda de una vivienda. ¿Cuántos miles y miles de euros costaría actualmente una choza medio derruida como la que encontraron Chaplin y su acompañante en la película? ¿A cuántos años estaría una hipoteca para esa ‘casita’?
¿Adónde quiero llegar con todo esto?, se preguntará el ávido lector. Pues que después de que el obrero pudiera gritar victoria (con la boca pequeña por supuesto) por las mínimas conquistas sociales de finales del siglo XIX. Después de tanto pedir, tanto luchar y tanto sufrir, y a pesar de la precariedad laboral que aún hoy día tienen que soportar los trabajadores, ahora llegan unos señores de la Unión Europea y dicen que hay que trabajar más. A esos señores (por llamarles de algún noble e inmerecido modo) les parece que 40 horas semanales es poco y que sería mejor ampliar la jornada laboral a 65 horas semanales. Eso sí, siempre con el acuerdo entre trabajador y empresario*.
(*) Escena ficticia entre un trabajador y un empresario para ampliar la jornada laboral del primero:
Empresario: ¡Gutiérrez! He pensado que le gustaría que le subiera el sueldo. Le propongo un aumento de un 0,000001 % a cambio de trabajar diez horas diarias en vez de ocho. Eso sí, los sábados no trabajaría nada más que siete horas, salvo que quiera hacer horas extras.
Trabajador: Le agradezco el ofrecimiento, Sr. Morales, pero tengo una niña pequeña y una mujer a las que quiero dedicar más tiempo. Así que lo lamento mucho, pero rechazo su oferta.
Empresario: No se preocupe Gutiérrez, ya encontraré a alguien que la acepte. Por cierto, mañana puede tomarse el día libre. De hecho, a partir de mañana podrá tener todo el tiempo que quiera para estar con su familia, porque está usted despedido.
Con todo lo aquí expuesto, quiero plantear una nueva encuesta estúpida y totalmente parcial a mis lectores para saber su opinión al respecto, aunque ni me importe ni la tenga en cuenta lo más mínimo.
Encuesta: ¿Qué te parece que la UE quiera ampliar la jornada laboral sin consultar con el obrero?
Nota: aprovecho la ocasión para daros las gracias a quienes se pasáis por este blog de cuando en cuando, porque demostráis vuestra paciencia ante mi falta de regularidad en la actualización de la página, y porque habéis conseguido que se superen las mil visitas (aunque los contadores de google sean de dudosa fiabilidad). Muchas gracias a tod@s.